RECURSOS

Aquí os dejamos una pequeña fuente de recursos, tanto para conocer más sobre la asertividad como algunas ideas para trabajarla en casa o el el aula.


                                      Lectura para niños de 7 años

                          FÁBULA DE LA OSTRA Y EL PEZ

Elegimos dos alumnos/as para que representen la lectura. Una hace de ostra y otra de pez haciendo la mímica correspondiente.
Érase una vez una ostra y un pez. 
La ostra habitaba las aguas tranquilas de un fondo marino, y era tal la belleza, colorido y armonía de su aspecto que llamaba la atención de cuantos animales por allí pasaban.
Un día acertó a pasar por el lugar un pez que quedó encantado al instante. 

Se sintió sumamente atraído por la ostra y deseó conocerla al instante. Sintió un fuerte impulso de entrar en los más recónditos lugares de aquél animal misterioso. Y así, partió veloz y bruscamente hacía el corazón de la ostra, pero ésta se cerró, también bruscamente.

El pez, por más y más intentos que hacía para abrirlas con sus aletas y con su boca, aquellas más y más fuertemente se cerraban.
Pensó entonces en alejarse, esperar a cuando la ostra estuviera abierta y, en un descuido de ésta, entrar veloz sin darle tiempo a que cerrara sus valvas.
Así lo hizo, pero de nuevo la ostra se cerró con brusquedad. 
La ostra era un animal extremadamente sensible y percibía cuántos mínimos cambios en el agua ocurrían, y así, cuando el pez iniciaba el movimiento de acercarse, ésta se percataba de ello y al instante cerraba sus valvas. 

El pez, triste, se preguntaba ¿por qué la ostra le temía? ¿Cómo podría decirle que lo que deseaba era conocerla y no causarle daño alguno? ¿Cómo decirle que lo único que deseaba era contemplar 
aquella belleza y compartir las sensaciones que le causaban?

El pez se quedó pensativo y estuvo durante mucho rato preguntándose qué podría hacer. 
¡De pronto!, se le ocurrió una gran idea.-Pediré ayuda, se dijo. Sabía que existían por aquellas profundidades otros peces muy conocidos por su habilidad para abrir ostras, y hacia ellos pensó en 
dirigirse. 

-Hola, dijo el pez. ¡Necesito vuestra ayuda! Siento grandes deseos de conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo.
Los peces continuaron en animada conversación buscando posibles soluciones.
Costa y López





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